Viviana Rivero es una de las escritoras de habla hispana más exitosas. Dedicada a la novela histórica, tiene en su haber casi veinte libros publicados, varios premios ganados y también best sellers. Empezó en 2010 y no paró desde el día en el que decidió, ya asentada en su profesión de abogada y con dos hijos en edad de escuela primaria, dar un "salto al vacío" (en sus palabras) y usar las horas libres que tenía para escribir.
Cuando hoy, plenamente dedicada a su vocación de escritora, habla de su quehacer, cuenta en detalle que se toma muchos meses de investigación para darle vida a la época y a las circunstancias en las que surgen sus personajes.
Para eso, se "abstrae del mundo" (para mal de sus amigas y de su madre que, de vez en cuando -afirma- le piden que dé "señales de vida) para sumergirse en otras realidades, en otros siglos, en otros tiempos. Eso sí, nada es forzado. Todo tiene que ser coherente y acorde al tiempo histórico elegido: porque detrás de esta escritora de vocación sigue estando aquella abogada de profesión. Así que sus creaciones no escapan de la rigurosidad del documento, de la prueba fehaciente. Gajes del oficio, que le dicen.
¿Cómo es para vos la vida de escritora?
-Tiene dos partes... una de mucha introspección cuando estoy encerrada escribiendo, algo que, a veces, sufro. Porque me mandan mis amigas: '¿Estás viva?' o mi madre: 'Cuándo vas a venir a visitarme?' Tiene tiene esa parte de estar mucho metida adentro o es un verano divino, como pasó este verano, y yo encerrada escribiendo porque tenía la fecha de entrega del libro.
Y continúa. "Después viene la parte de extroversión que es esto, notas, presentarme en diferentes lugares, como la Feria del Libro de Buenos Aires, donde me encontré este año con casi 700 personas. "Me encanta estar con ellas y cada una, yo siempre trato con mucho cariño a mi público. Quiero conocer un poquito de las personas porque eligieron mi libro", expresa.
Hacés mucho trabajo de investigación y sos muy puntillosa, ¿no?
-Yo creo que en ese trabajo de investigación es donde aparece mi veta de abogada. Porque digo 'no esto no lo puedo poner porque se contradice o esto tengo que tener cuidado porque van a querer saber más y entonces, ya no'.
"Soy puntillosa para no dejar puertas abiertas, entonces sí me lleva mucho tiempo, me gusta. Ya en mi época de estudiante me gustaba la Historia, era una estudiante extraña porque también me gustaba Sociología y Filosofía. Y al estudiante de Derecho esas son las materias que menos le gustan. Me encanta la investigación histórica y el último libro es en el que me animo por primera vez a abordar un tema tan antiguo". (N. de R: se refiere a su última novela, Apia de Roma, ubicada en la Roma antigua).
Vivana cuenta que publica un libro por año pero que Apia de Roma, fue una excepción, tuvo que tomarse el doble de tiempo para investigar. "Primero que descubro que las mujeres se transportaban en literas, pequeños vehículos llevados por esclavos, cuatro esclavos, seis, ocho, depende el tamaño. Quería hacer una escena en la que la protagonista se enoja con el marido y sale sola al mercado a gastar mucho dinero. La cuestión es que las mujeres no podían salir solas y se transportaban en estas literas. Tenía que pensar cómo hacer para contar que ella no quería que él supiera que se había ido, para que al volver la escondieran. Entonces tuve que buscar un plano de cómo se construían las casas para narrar el plan en términos realistas y que resultara creíble", detalla.
Ese es solo un ejemplo del arduo trabajo que realiza la escritora, nacida en Córdoba, para reconstruir la época en las que sumerge a sus personajes. Vivió durante seis meses en España para investigar y se llevó una maleta llena de libros de historia para poder estudiar. "Muchos se llevan ropa pero yo, libros", señala.
¿Cómo pensás en el carácter y la personalidad de tus personajes, sobre todo de las mujeres?
-Como es que escritora de novela histórica me resulta muy atrayente hablar de las pioneras: contar sobre la que se animó a hacer otra cosa, la que fue marcando el camino para lo que tenemos hoy. Por otro lado, hay algo impresionante. Cuando yo miro la historia, veo que las mujeres siempre han tenido las mismas necesidades. Por ejemplo, mi personaje Apia, cuando yo lo iba armando pensaba: ¿Por qué no iba a tener vocación? ¿Porque porque era de otra época? ¡No! Ella tenía gustos, facilidades. Era buena para los negocios, lo descubre cuando la casan con un marido mayor empieza a descubrir que que le gusta saber cómo hace los negocios él.
Y prosigue contando: "Después empieza a participar dando alguna opinión hasta que, cuando enviuda a los 23 años (estuvo casada desde los 14) se siente preparada para negociar y los hombres de la época no querían que ella negocie. En mi investigación aparece que, en ese tiempo, empieza a haber mujeres que cumplen este rol".
"Sólo algunas podían hacerlo, porque la mujer no tenía capacidad legal, salvo la que quedaba viuda y no tenía otro hombre que estuviera sobre ella. Porque pasaban del padre al marido. Por eso, es una de las privilegias que puede actuar a través de un tutor (no podía ni siquiera actuar sola). En mi investigación descubrí que las mujeres, en ese tiempo, crean una banca por y para mujeres para prestarse dinero entre ellas. Estaba fuera de la legalidad porque ellas no podían actuar jurídicamente, entonces una mujer le prestaba otra dinero, le daba en garantía unos pendientes. Lo hacían para apoyarse entre mujeres. Esto es un descubrimiento bastante reciente a través de unos escritos, de unos papiros que encontraron, de epitafios de cuando morían en los que se agradecían unas a las otras", describe.
"Antes, nadie nos preguntaba a las mujeres qué queríamos"
Viviana Rivero reflexiona sobre las generaciones anteriores de mujeres y cómo eso ha ido cambiando para las presentes. "Ahora que las mujeres por primera vez tenemos los reflectores puestos sobre nosotras. Antes a mi mamá, a mi abuela, nadie le preguntó: '¿Qué necesitás, qué qué ley?' Todavía no nos dieron todo lo que necesitamos pero, al menos, nos lo preguntan. Ojo que tampoco es fácil tener todo el tiempo el reflector sobre nosotras. Porque queremos demostrar que podemos, por ejemplo, trabajar igual o mejor que un hombre, que podemos llevar adelante la familia y todos nos están mirando y nosotras, tratando de demostrar".
"¿Quién va a disfrutar de esto? Y la generación que viene atrás nuestro creo que es la respuesta. Veo a mi hija que tiene 25 años y no siente que tiene que demostrar nada a nadie. Si tiene ganas, lo hace y si no tiene ganas, no. Esta generación que viene atrás va a disfrutar de esto, pero es un largo camino. Empezó con con Apia, con las mujeres de Roma y acá estamos todavía luchando".
De la profesión a la vocación: el salto al vacío
Volviendo un poco a esa Viviana que estaba ahí en su casa y con su mamá diciéndole que no podía hacer lo que hacía su papá, ya tenías como ese impulso de ser escritora o no te lo permitías por lo que te decían que "no"
-No, yo era una gran lectora. Mi padre era un buen escritor, con muchos premios ganados, pero no vivía de la Literatura. Entonces la idea que tenía mi madre era que ese no era un camino viable. Pero era una ávida lectora. Recuerdo haber leído a los 10 años a Dostoievski, leía Crimen y castigo como un thriller. Claro que no me pasó lo mismo cuando lo releí años después.
La lectura, su pasión, siempre fue algo que la acompañó a Viviana. "Teniendo a mis niños bebés, trabajando de abogada, a los apurones. Pero agarraba de la mesa de saldo cualquier cosa y lo leía si me interesaba. He leído de todo y llegó un momento en mi vida que pensaba: 'Yo podría escribir esto o mejor'. Hasta que mis hijos empiezan la primaria, iban a doble escolaridad, entonces tenía unas horas para mí y me planteé qué iba a hacer: gimnasia, más horas en el estudio jurídico, y me di cuenta de que quería escribir un libro. Y decidí escribir sobre lo que me gusta, que es la novela histórica. Así escribí mi primer libro, que tiene una serie en Netflix: El secreto bien guardado.
Sobre esta carrera que se animó a emprender, dice Viviana que "empezó como un hobby, quería escribir para que mis nietos digan 'la abuela escribió un libro', nunca pensé que se iba a transformar una carrera. El segundo libro, con el que gane el Primer Premio de Novela Histórica me ayudó a pensar en que podía vivir de esto".
Viviana sintió la necesidad de escucharse, de probar, de dejar de lado una carrera que desarrollaba hacía diez años. Lo que describe como una sensación de "saltar al vacío". "Le pedí a una colega que me llevara todos mis juicios durante un año. Si me iba mal, retomaba la abogacía", recuerda.
Lo que ocurrió luego la ayudó a decidirse: "Llegó mi tercer libro, que se convirtió en best seller. Entonces me quedé escribiendo".
Sin extrañar la Abogacía y disfrutando mucho de su carrera como escritora, Viviana reconoce: "Creo que era una vocación que estaba latente, dormida". Si bien había logrado reconocimiento como letrada "ya era la 'doctora Rivero' cuando entraba a los Tribunales, ya estaba asentada" pero su curiosidad pudo más. "Hay momentos en la vida en los que es 'ahora nunca' y es ahí donde hay que tomar la decisión, en todas las áreas".
¿Cómo se lo contaste a tu familia?
-Estaba planeando un viaje a Sudráfrica con el dinero que había ganado del premio, estaba todos contentos. Entonces, aproveché esa situación y les conté mi decisión.
No cualquiera renuncia a algo donde le está yendo bien y donde ya se acomodó...
-Las mujeres somos más propensas en reinventarnos, porque nuestra vida cambia mucho con las edades de los hijos. Hay momentos en que vos necesitás un trabajito que vos puedes ir como una hormiguita porque no podía ser grandes cambios. Tu mayor energía está en crear un niño de tres años, por ejemplo. A medida que ellos van cambiando las edades, somos capaces de reinventarnos y de buscar atrás. 'Cuando era muy joven, me gustaba tal cosa, tenía 16 años y hacía danza'. Y, de repente, tenés 40 y bueno, vuelta a la danza, a la pintura, a distintas cosas.
Desde que escribe, Vivana Rivero se animó a romper otros esquemas. Vive la mitad del año en Córdoba Capital y, el resto, en Madrid. A veces suma algunas semanas en Buenos Aires, ya que sus hijos "ya son grandes y viven por el mundo". Su hijo varón está en Australia, recibido de la carrera Administración de Empresas, donde trabaja ejerciendo su profesión. Su hija mujer es psicóloga, pero se tomó un año sabático.
¿Ves actitudes machistas en tu profesión de escritora?
-Justo el otro día hablaba con Luz Gabás (N. de R. la escritora española) y coincidimos en esto: si un varón escribe una novela que está surcada por una historia de amor, es catalogada como novela histórica o novela, a secas. Pero las mujeres, ponemos una una historia de amor, y escribimos histórico-romántico. '¿Por qué hacen eso?' Nos preguntábamos, parece casi un prejuicio, como querernos bajar. Cuando Sacheri escribió su novela, que tenía una historia de amor, nadie le dijo que escribía romántico. Se vendió mucho, la compraron los hombres.
Y añade sobre este punto: "Pareciera que lo quieren dejar como un género menor, que es de mujeres y por eso le suman eso de 'romántico'. Ahí yo veo machismo porque estoy casi segura que no son las mujeres que están haciendo hincapié en eso. Creo que ese es una forma de violencia contra nosotras, es como querer poner esa palabra para degradarnos y también frenar que un hombre se anime a leer, ¿no?".
Fotos: Alejandro Carra
Video: Martina Cretella
Edición de video: Candela Petech