La China Suárez habló y despertó un verdadero huracán en torno a las diversas definiciones que lanzó a través de su cuenta de Instagram en medio del escándalo con Wanda Nara y Mauro Icardi.
“Lo que está sucediendo tiene detrás una historia mucho más grande y profunda. De lo que seguramente muchas mujeres van a sentirse identificadas. Me ha tocado relacionarme con hombres a los que les he creído siempre sus palabras: que estaban separados o separándose y que no había conflictos. Siento en esta situación un deja vu infernal en donde vuelvo a pagar con mi reputación cuestiones que son del dominio personal de cualquier mujer”, dijo.
“Una repetición que deja a la luz mi inexperiencia y sobre todo, mi profunda credibilidad que le di estos hombres que luego guardaron silencio dejando que me comieran los lobos. Parece que es mas creíble para esta sociedad, sabiendo como se manejan ellos siempre, que yo sea la mala, la que engaña y no la engañada”, agregó.
La grita que nos faltaba
El mensaje dividió las aguas y creó una nueva grieta: es que de un lado se ubican las mujeres que están casadas y son víctimas de un engaño y, por otro, las que son engañadas por hombres que les dicen que se van a separar de sus esposas para comenzar una nueva vida con ellas.
Ambas situaciones son más que habituales y, haciendo memoria, seguramente que cualquiera que esté leyendo esta nota le habrá puesto nombre de pila a los ejemplos del párrafo anterior. Es la vida misma.
Lo que esta situación desata es el apoyo que Wanda y la China reciben. Es que el conjunto de la sociedad, a raíz de vivencias propias, ya demostró que se identifica con una de las dos protagonistas de esta novela que captó la atención de los argentinos desde el sábado. Al fin y al cabo, las dos son víctimas de un engaño y tranquilamente podrían unirse.