Mirar a tu hijo. Entender lo que te expresa y establecer una comunicación con él es importantísimo para su desarrollo emocional y del lenguaje. Pero hay que tener un especial cuidado con la tecnología: que la pantalla no interfiera en tu vínculo con tu bebé.
Desde el primer momento de vida, el bebé se comunica con su mamá a través de la mirada, el llanto, la rigidez o relajación corporal, es decir, signos que la madre decodifica, interpreta y da significado.
El desarrollo del lenguaje “comienza” antes de que el niño exprese su primer habla léxico-gramatical. Comienza cuando la mamá y el chico crean una estructura predecible de acción recíproca que puede servir como un microcosmos para comunicarse y para construir una realidad compartida.
La interpretación y significado que la mamá otorga a las señales del bebé a través de las palabras, hacen que él las pueda ir recepcionando y guardando en su cerebro para poder utilizarlas en su lenguaje espontáneo en un futuro.
Para que todo este proceso se vaya dando naturalmente, acorde a la edad cronológica, es importante que no haya alteraciones neurológicas que afecten el lenguaje y que el bebé tenga audición normal, entre otras cosas, ya que el lenguaje se desarrolla a través del proceso de retroalimentación auditiva.
Pero más importante que todo esto, es que pueda darse ese microcosmos entre madre-hijo para comunicarse y tener esa realidad compartida, para la cual tienen que conectarse a través de la mirada y el apego.
El bebé necesita primero comunicarse y conectarse con su mamá, mirarla a los ojos, poder señalar para pedir algo, decir "No", y que haya una coherencia entre el gesto y la intención comunicativa, por nombrar algunas conductas, antes de poder decir una palabra clara o frase gramaticalmente correcta.
En este mirarse mutuamente entra en juego el paradigma de época, que si bien lenguaje y cultura van de la mano, debemos ser muy responsables a la hora del uso de la tecnología, ya que se observa hoy en día que la comunicación ha sufrido el impacto de los cambios culturales: los adultos responsables de los niños, están absortos en sus pantallas y vacíos de la comunicación familiar.
El uso excesivo de la tecnología impacta en el desarrollo comunicativo del niño, y en los primeros años de vida afecta directamente el desarrollo del lenguaje. A su vez, fomenta el sedentarismo y puede provocar alteraciones visuales, en el sueño, la conducta y la atención, depresión y ansiedad, entre otras cuestiones.
Según la Academia Americana de Oftalmología y la Academia Americana de Pediatría, los tiempos recomendados por día para el uso de tablets y smartphones son los siguientes:
- 0 a 2 años: NUNCA
- 2 a 5 años: 30 minutos
- 5 a 12 años: 60 minutos
- Mayores de 12 años: 2 horas
Preponderemos el valor del contacto visual. La mirada se construye en el contacto con el otro, nos vincula. La mirada conjunta comunica y nos ayuda a formar lazos.
Miremos a los chicos a los ojos y disfrutemos el tiempo compartido con ellos.
Los primeros años de vida de un niño son clave para el desarrollo del vínculo comunicativo y el lenguaje. Forman el cimiento de herramientas lingüísticas que luego utilizarán toda la vida y que favorecerán una equilibrada interacción entre él y su entorno.
Asesoró Silvia Ballester, fonoaudióloga (MP 2530) [email protected]