Graciela "Gachi" Ferrari fue un ícono de los programas infantiles de los 70 y los 80: uno de los más recordados, Telejuegos, fue un exitoso programa que en los 80 conducía por la pantalla de ATC junto a la titiritera Cecile Charré. También estuvo al frente del El Club de Anteojito y Antifaz (que salía en Canal 9) junto a Berugo Carámbula.
También fue la popular presentadora del inolvidable micro El Libro Gordo de Petete, donde junto al personaje de Manuel García Ferré presentaban cada noche información de una gran enciclopedia antes de irse a dormir.
Muchos que fueron chicos en los 70 y 80 todavía deben tener en su memoria la famosa frase con la que cerraba cada envío: "El libro gordo te enseña, el libro gordo entretiene y yo te digo contente, hasta la clase que viene". Junto al recordado personaje, Petete, un de gorro de lana con pompón y un chupete colgando del cuello.
Ferrari había empezado su carrera como modelo: fue elegido Chica Para Ti y luego inició su trabajo como actriz en telenovelas como Pobre diabla (1973) y la versión original de Mi cuñado, junto a Osvaldo Miranda y a Ernesto Bianco (1976).
En la pantalla grande participó en Una mujer (con Federico Luppi y Cipe Lincovsky), Los superagentes biónicos y en Cantaniño cuenta un cuento. También condujo Jardincito, Supershow Infantil y participó en La noticia rebelde.
En 1985 su vida cambió: siendo una figura muy popular de los medios, conoce a Lando Simonetti, un empresario textil italiano que justamente había traído una marca de ropa infantil para comercializar en el país. Comenzaron una relación y, convocada por él para ayudarlo a crear una marca, Gachi quiso tomarse un año sabático para concentrarse en el proyecto junto a su pareja.
Ese sería el final de su carrera televisiva pero el principio de otra que, con los años, terminó siendo sumamente prolífica en el mundo de la indumentaria.
"En la empresa siempre fuimos muy poquitos y fue una firma familiar muy chica. Lando, que ya había trabajado en esto en los Estados Unidos como 15 años y tenía todo ese know how a mano, me fue enseñando desde los cálculos a cómo medir kilos de telas. Lo primero que hicimos fueron las camisetas de polo, que eran un producto muy simpático de crear. Pero nunca estudié en ningún lado", comentó en diálogo con El Cronista.
En cuanto a cómo es su presente, reveló: "Estamos mucho afuera, principalmente en Europa. Tenemos una oficina en Italia, donde nos instalamos gran parte del año, y Lando y yo vamos mucho a Londres. Todo esto para decirles a nuestros clientes que el señor que pasa por la puerta de su negocio y entra a comprar está por desaparecer, y no nos podemos quedar afuera".
Algunos, de los casi 80 locales exclusivos en el mundo, se emplazan en sitios exóticos y distantes como Dubai, El Líbano, o Grecia. "El polo era el único deporte que no tenía marca, porque se trata de una disciplina no masiva, lo cual hace que, a nivel comercial, sea un nicho muy pequeño".