Con sus 94 años, la reina Isabel II reapareció. Cuando todas la imaginábamos descansando en su castillo, lo hizo a caballo y luciendo su accesorio estrella. Ni William ni Kate pueden creerlo.

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Después de meses confinada en su castillo de Windsor, la reina Isabel II se mostró.
Saludable por demás, con sus 94 años (cumplidos en cuarentena) la soberana salió a tomar aire por sus amplios jardines... ¡montando a caballo!

Es que andar a caballo es una manera que tiene la reina de relajarse y de poder pensar y planear si tener a sus guardaespaldas respirándole en la nuca. Aún con el distanciamiento social y el temor por el coronavirus.
Se la vio sobre Fern, uno de sus 30 equinos, montando en solitario.
"Su Majestad ha disfrutado montando desde su infancia y está estrechamente involucrada con el bienestar de los caballos que posee para la cría", aclararon en Windsor sobre esta inesperada salida.
Debido a su edad, la reina se mantiene alejada de las actividades desde que comenzó la cuarentena.
Pero parece ser que, a pesar de los cuidados que su hijo el príncipe Carlos y su nieto Wiliam intentan tener con ella (y su marido, el duque de Edimburgo de 98 años), la reina manda. Quiere salir: sale.

Y lo hizo a su estilo, con su look: estilo registrado y su accesorio infaltable: el pañuelo de seda en la cabeza.
Su accesorio favorito: a la moda
Y el accesorio no es algo que adoptó de grande, no no. Isabel de Inglaterra solía lookearse así ya desde sus tiempos de princesa.

Una manera de las jóvenes de sociedad de mostrarse presentables y adecuadas para cada ocasión (sin tener que pensar si el cabello debía ir suelto, recogido o... directamente si estaba bien peinado).

Pañuelos: no es tendencia, es estilo
Se sabe que la reina Isabel II siempre fue austera. En el Palacio de Buckingham es un secreto a voces que, desde siempre, fue la reina quien iba apagando las luces de los salones a su paso, para no malgastar.

Nada de moda y de seguir tendencias para ella. Eso se lo deja a sus nueras y ahora a sus nietas (aún cuando las tiene bien cortitas).

Quedan en ella las huellas de la Segunda Guerra Mundial, donde sirvió en el ejército. Mucho de su estilo y de su manera de vestir (cuando no se pone en manos de estilistas) quedó de esas épocas.
Sobria en su vestir, la reina no suele intercambiar muchos sus trajes (Balenciaga y Chanel) pero sí apuesta por renovarlos sumando pañuelos de seda, que usa distintivamente en su cabeza. Son su único gasto de lujo: la reina los prefiere Hermès.
Una manera de protegerse de las inclemencias del tiempo (especialmente cuando está en el campo, en Balmoral, Escocia), mantener su peinado en su lugar y de sentirse de alguna manera protegida.
Colores vibrantes para la reina
Lo cierto es que, a la hora de planea su guardarropas, la reina Isabel II solo acata reglas tácitas de la realeza a la hora de vestir: colores vibrantes cuando le toca mostrarse ante multitudes. Y no porque le encante.

La abuela de William y de Harry sabe que le da la chance de mostrarse ante su pueblo y que así puedan decir que "vislumbraron" y vieron pasar a la reina).
Un dato que su nuera favorita, Sophie Wessex y Kate, la duquesa de Cambridge comienzan a adoptar.

Una colección de pañuelos Hermès
Tantos son los diseños que tiene la reina Isabel II que se iría que los diseños históricos que pueblan sus placards son las verdaderas joyas de la corona.

Con ellos, la reina es osada: se anima con estampas, diseños y colores que no usaría de otra forma.
Como soberana, no puede recibir estos accesorios a modo de regalo, sin embargo cada modelo que sale al mercado le es informado.