Verónica Martínez tiene atrofia muscular espinal, una enfermedad que atrofia los músculos e impide caminar. Se mueve en silla de ruedas. Aún así su discapacidad no le impidió soñar en grande. Conformó una familia (tiene dos hijos) y además ideó una web que fomenta el turismo accesible. Es la primera en Argentina y en la región.
Verónica Martínez nación con atrofia muscular espinal, una enfermedad que afecta a sus músculos y que le impide la movilidad. Por eso se maneja en silla de ruedas. Sin embargo, la discapacidad no es una limitación para ella. Logró formar una familia. Conoció a Marcelo, su marido, por chat en 2005. En julio de 2006 decidió instalarse en Santa Rosa y nos casamos el 14 de febrero de 2009. Tuvieron a Lautaro y a Alina.
Como adora viajar y por su experiencia encontró limitaciones, creó la primera referida turismo accesible de Argentina y de la Región. La plataforma se llama Sí, Voy (www.sivoy.com.ar) y engloba a "toda la oferta disponible en materia de accesibilidad turística desde hoteles, lugares para comer, balnearios para personas con discapacidad", le cuenta a Para Ti Verónica.
"Los usuario pueden calificar y comentar sus experiencias. Conectamos la oferta con la demanda. Hacemos consultoría en accesibilidad a hoteles y a empresas para adaptar su entorno y capacitaciones en trato adecuado al turista con discapacidad. Hay lugares que son accesibles pero el empleado no está preparado para atenderlo o no sabe como actuar. Además organizados con agencias de viajes itinerarios adaptados", sigue explicando Verónica.
Y nos comenta que están teniendo mucha repercusión. "Es una plataforma única en el país. Pero aún hay mucho por hacer. El próximo paso es digitalizar más la pagina para mejorar la experiencia de las personas".
Ella misma en su página se presenta así: "Seguro pensás que mi vida es parecida la tuya, pero lo que me hace “diferente” es que me movilizo en silla de ruedas por padecer de atrofia muscular espinal, una enfermedad neurogenética que ocasiona debilidad muscular.
Sin embargo desde mi infancia participé de todos los ámbitos sociales con una integración plena. Tal es así que la mayoría de las veces me olvido de que “estoy en silla de ruedas” hasta que inevitablemente el entorno me lo recuerda. Y mágicamente -aún no se por qué- ante las dificultades diarias, nace de mí una fuerza para sortearlas o por lo menos minimizarlas. Hasta el día de hoy me pregunto de donde viene esa ola de optimismo y de superación.
Esta fuerza interior es lo que me ha permitido soñar y tener proyectos, y por supuesto intentar concretarlos. Hasta el día de hoy he hecho casi todo lo que he querido, y como seguramente te pasa a vos, simplemente a veces “las cosas no se dan”. Uno de mis mayores placeres es viajar. Vas a decir que esto no es una novedad y que le gusta a todo el mundo.
Es verdad, pero en mi caso no puedo armar la valija y salir: tengo que investigar exhaustivamente el destino elegido en materia de accesibilidad y por supuesto, toda esa información adaptarla a la dinámica familiar.
Parece aburrido y tedioso, pero debo confesar que me apasiona investigar, hurgar, conocer hasta el último detalle a lo que me voy a enfrentar.
A nadie le gusta salir de vacaciones y pasarla mal, pero en nuestro caso es inevitable “llevarse sorpresas”.
Más allá de lo que falta por hacer en accesibilidad, y que es muchísimo, lo que más me frustra y me ocasiona inconvenientes es la información inadecuada o incorrecta que esta publicada o que me brindan. La mayoría de las veces nos topamos con que la realidad es totalmente distinta al “mundo ideal” que nos cuentan, y es ahí donde nuevamente debemos readaptarnos nosotros al entorno.
Y ahí caigo en la cuenta de que una vez más tuvimos que esforzarnos con mi familia -porque esto no es solamente un atributo exclusivamente mío- en adecuarnos a las circunstancias para disfrutar del viaje. Siempre creí que este optimismo y la decisión de ser feliz es lo que me hace especial.
Pero también entendí que no tiene que ser así: es hora de que los lugares, las instalaciones, los servicios, el ambiente se rediseñe para todos. Con ciudades, establecimientos, servicios diseñados universalmente tendremos una inclusión plena. Y ahí es donde nos verán como personas, con nuestras virtudes y defectos. No como héroes, ni seres especiales. Sino como hombres y mujeres que en el paso por este mundo trataron de cumplir sus sueños y ser felices a su manera".