Las trombofilias son desórdenes de la coagulación de la sangre con tendencia a la hipercoagulabilidad, que resultan en un riesgo incrementado para el desarrollo de trombosis (coágulos), que pueden desplazarse por el torrente sanguíneo con severas consecuencias. Es relativamente frecuente, ya que se estima que alrededor del 10 por ciento de la población general presenta algún tipo de trombofilia.
Las trombofilias hereditarias pueden ocurrir por mutaciones en ciertos factores de la coagulación de la sangre o por deficiencias hereditarias de factores inhibidores de la coagulación.
Las trombofilias adquiridas pueden tener diferentes causas. En algunos casos, el organismo produce anticuerpos que están dirigidos contra un componente de nuestro organismo (autoanticuerpos) y causan al mismo tiempo tendencia a la hipercoagulabilidad e inflamación.
Posibles complicaciones en el embarazo
Muchas mujeres con trombofilia no presentan complicaciones durante el embarazo. Sin embargo, es un factor de riesgo para el desarrollo de trombosis (coágulos en la circulación materna) y complicaciones gestacionales si afecta la circulación placentaria.
En el curso de un embarazo normal se produce un estado de hipercoagulabilidad fisiológico, que prepara a la madre para evitar una excesiva hemorragia en el momento del parto y el alumbramiento. Si una mujer padece trombofilia, esos cambios pueden ser excesivos, perjudicando el normal desarrollo del embarazo.
Cuando afecta la irrigación placentaria, las complicaciones pueden ser el aborto temprano recurrente, la muerte fetal intrauterina, el parto prematuro, la restricción de crecimiento intrauterina, el desprendimiento prematuro de placenta y la preeclampsia.
Cuando afecta la circulación materna, el riesgo es la formación de trombos (coágulos) en las venas y/o arterias de la madre.
Los estudios y tratamientos necesarios para la trombofilia
El diagnóstico se hace a través de un análisis de sangre, que debe ser realizado por laboratorios especializados en hemostasia. El estudio completo incluye alrededor de 16 determinaciones, que deben ser solicitadas por el médico especialista.
Es fundamental la historia clínica detallada de la paciente para conocer los antecedentes obstétricos personales y familiares, así como sus hábitos y posibles enfermedades concomitantes. El especialista determina qué estudios pedir en cada caso.
Cuando una mujer es portadora de trombofilia y tiene antecedente de complicaciones gestacionales, los tratamientos pueden ser la antiagregación, con aspirina a bajas dosis, para impedir que se forme un coágulo o la anticoagulación con heparina subcutánea durante la gestación, la cual logra un resultado más rápido. El tratamiento adecuado se asocia con muy buen pronóstico, con un 85 a 90 por ciento de éxito.
Los controles son claves durante todo el embarazo
Durante el embarazo, las mujeres con trombofilia tratadas adecuadamente, en general, cursan un embarazo normal y sin complicaciones. Es importante el seguimiento por su obstetra, que indique cuándo es necesario hacer una vida más tranquila y, en algunas ocasiones, reposo. También son fundamentales los controles con ecografía y doppler para evaluar el adecuado funcionamiento de la placenta y el normal crecimiento del bebé.
Es primordial el seguimiento concomitante por un hematólogo especializado en reproducción que controle el tratamiento anticoagulante.
Habitualmente, el tratamiento durante el embarazo con adecuado seguimiento se asocia a un muy buen pronóstico, tanto para la mamá como para su bebé.
La consulta apropiada, cuando se han tenido antecedentes de complicaciones gestacionales en embarazos previos, ya mencionadas, lleva a un diagnóstico correcto y al tratamiento adecuado. También es importante tener en cuenta que el antecedente personal o familiar de trombosis es el primer paso para hacer una consulta preconcepcional con un hematólogo.