De buenas a primeras Japón se convirtió en un punto irresistible para los argentinos. Un destino turístico que hasta hace poco parecía tan lejano, ya no lo es tanto gracias a las promociones y la cercanía virtual que permiten las redes sociales y dejan apreciar lo rico de su cultura y oportunidades. Si la idea te tienta, hay cosas que tenés que saber antes de embarcarte en esta aventura.
¿Tomás nota? Japón es un híbrido constante entre tradición y modernidad. “¡Todo es tan raro!”, es lo primero que podés pensar. Es que, literal, el Imperio del Sol Naciente es nuestro mundo del revés. No sólo está a trasmano (cuando en Argentina es de día, allá es de noche; acá es primavera, allá otoño y si acá conducimos por la derecha, allá van por la izquierda), también tienen una manera diferente de ver las cosas, pero es precisamente ese contraste lo que lo hace atractivo. Japón se basa en pilares como el cuidado de la naturaleza, el respeto por los demás –los mayores, sobre todo–y tradiciones de tiempos pasados que se mezclan en el día a día. Gran motor turístico, la gastronomía japonesa hoy está en lo más alto.
Elwashoku –su cocina tradicional– fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO por ser nutricionalmente equilibrado (comés poquito de cada cosa y variado). Si hoy salís a comer, cuando te acercan los menúes en japonés pueden parecer incomprensibles, pero para eso existen los sampuru–réplicas de comida en cera–, así que señalás ¡y listo! Toda comida se resuelve con palitos (hasta la carne, carísima, que te sirven ya cortada en pequeños trozos) y, fuera del fresquísimo y valioso sushi, son las sopas con fideos –accesibles y sabrosas: ramen, udon, soba– los platos que rankean primeros en el gusto local. Atención: sorber los fideos en Japón está bien visto. Dejar propina, no.
Sus postres son alabados en todo el mundo, aunque sus sabores difieren bastante de los nuestros –utilizan matchao porotos azukide la misma forma que nosotros el dulce de leche– y todo es menos empalagoso. “Porque no es bueno para nuestra salud”, explican.
El cuidado del cuerpo dicta mucho en el comportamiento japonés, como el comer temprano –a las 18 ya empiezan a llenarse los restaurantes–, “para darle tiempo al cuerpo de hacer la digestión” o bien los barbijos descartables que utilizan para evitar contagiara otra persona si están resfriados.
En Japón es usual descalzarse al entrar a un lugar. Puede parecerte raro, pero de la misma forma a ellos les extraña que uno ingrese a su casa con las suelas de los zapatos con los que se pisó de todoen la calle durante el día. El estado de tus medias cuenta ya que el ritual se repite en los hogares, algunas oficinas, restaurantes con tatami (esteras, donde se come sentado) y ¡también al ir de shopping y entrar en los cambiadores!Ahí, amablemente te ofrecen capas descartables para cubrir tu cara y así no manchar las prendas con maquillaje al probarte ropa.
Si pensás pisar tierra nipona, tu kit de supervivencia sí o sí tiene que incluir Wi-Fi. Planeá roaming o bien comprate una tarjeta SIM (unos $ 770 por una semana) apenas bajás del avión –está la chance de alquilar un aparato, Pocket Wi-Fi–. Lo necesitás para usar apps y para traducir hasta lo primordial y ubicarte con Google Maps. Tené en cuenta que a la hora de comunicarte en Japón son de poco WhatsApp (todos usan Line) y que el idioma inglés –si bien es creciente de cara a las Olimpíadas de Tokyo 2020 y al Mundial de Rugby 2019–, no se habla fluido. El 79% de los japoneses confiesa no sentirse cómodo con su nivel y sólo un 2% se señala confiado a la hora de lanzarse a conversar. Eso sí, no vas a encontrar a nadie más atento a la hora de tratar de darte indicaciones y podés usar el celular tranquilamente por la calle, nadie toca nada ajeno. Por eso no te extrañes al ver bicicletas sin candado por las calles o no te apures si te dejaste algo olvidado en algún lugar, seguramente seguirá ahí cuando vuelas a buscarlo.
NO VOY EN TREN... VOY EN AVIÓN. ¡O casi! El transporte público en Japón es lo más eficiente del mundo y extremadamente puntual (atención, no llegues tarde). Además del tren bala–Shinkansen–, que podés usar para moverte de una ciudad a otra, en Tokio las líneas de subte y de tren te permiten moverte con facilidad. Eso sí, tienen reglas de buenas costumbres. Está prohibido hablar por celular, podés chatear pero en modo mute(siempre se trata de no molestar a los demás). Las reglas noescritas dictan lo mismo para las charlas grupales.
¿Multitudes? En horas pico todo se complica, pero nada de empujones. En rush hour además existe un vagón especial para mujeres, rosa. De cara a las olimpíadas la señalización de los subtes cambió. Su sistema hoy permite que encuentres tu estación aun sin entender japonés (cada una lleva una letra y un número). Los boletos se sacan en las maquinitas, se paga en efectivo y por tramo. No pierdas el ticket, lo pasás por el molinete al bajar –aunque también podés sacar una tarjeta de transporte: Pasmo, como la Sube– o, si vas por pocos días y querés evitar hacer cuentas, optá por un billete de un día para entrar y salir de cada estación apiacere. Evitá malas caras en las escaleras, en Tokio se sube por la izquierda (en ciudades como Osaka, por la derecha). Los taxis son sólo para casos extremos. Ultraelegantes y limpios –sus choferes hasta usan guantes y sus puertas se abren automáticamente–, su eficiencia también los hace caros.
El transporte justamente rige las salidas nocturnas de los tokiotas –cuyas casas son extremadamente pequeñas, por lo que suelen reunirse en lugares públicos–. Así, cerca de medianoche y cual Cenicienta, súbitamente cierran sus cuentas y abandonan los bares. Tienen muy presente el horario de su último tren para no quedarse haciendo tiempo en el centro –generador de muchas tramas de la serie de Netflix, Midnight Diner, ambientada en Tokio– o durmiendo en alguno de los famosos y accesibles hoteles cápsula. El subte te permite recorrer Tokio de la mejor manera. La línea preferida es la Yamanote, que te deja en Akihabara–polo techiesi los hay, con tiendas para amantes de los comics japoneses o “manga”. Llevá tu pasaporte, el tax free es super tentador. También te deja en Shinjuku, tu lugar si pensás en ir de compras, testear restaurantes y disfrutar del entretenimiento. En especial en la zona de Golden Gai compuesta por izakayas (bares tradicionales) que te muestran una mirada local. La Yamanote llega a Shibuya–el ombligo de Tokio, una especie de Times Square neoyorkino–.
Para un plan más tranquilo, Ueno Park es una especie de Central Park y el pulmón de la ciudad. Rodeado de museos, también alberga el zoo con sus osos panda. En subte también llegás a Harajuku–sede de las Harajuku Girls, esas chicas con looksestrafalarios que hizo famosas Gwen Stefani– con su Takeshita Street y a pocas cuadras de Omotesando con sus tiendas de lujo. La Yamanote también te deja en la estación Tokyo, cerca de los jardines del Palacio Imperial –donde vive el Emperador– y te conecta con otras líneas para conocer puntos imperdibles de la ciudad como el Mercado de Tsujiji,la Tokyo Tower (una símil Torre Eiffel), Ginza (con sus tiendas de lujo, cual Quinta Avenida en Nueva York, donde el japonés compra y se deja ver con sus Fendio Louis Vuitton), Asakusa (donde está el templo Sensoji) y la Sky Tower,así como el moderno barrio de Odaiba–una isla artificial– donde encontrás una réplica de la Estatua de la Libertad neoyorkina, así como un Rainbow Bridge, similar al Brooklyn Bridge.
Apuntes de viaje para empezar a hacer planes porque las Olimpíadas Tokyo 2020 están a la vuelta de la esquina y porque Japón –a meses de cumplir el 120 aniversario de amistad con Argentina– acaba de lanzar el programa Working Holiday por el que los argentinos pueden viajar hasta un año entero por el país con una visa especial que además permite hacer trabajos esporádicos. Para tentarte, para curiosear o para entender un poco más de su cultura, un vistazo deeste otro mundo llamado Japón y su capital, que en 2017 se convirtió en nuestra nueva ciudad fetiche, en la cosmopolita y nueva versión de Nueva York.
textos y fotos PAULA IKEDA (enviada a Tokio)
Agradecemos al Ministerio de Relaciones Exteriores del Japón.